No soy nada, es evidente, pero como durante mucho tiempo he querido ser algo, no acabo de ahogar esa voluntad: existe porque ha existido, me atormenta y me domina aunque la rechace. De nada me vale relegarla al pasado, se resiste y me aguijonea: no habiendo sido nunca satisfecha, se mantiene intacta, y no acepta plegarse a mis órdenes. Copado entre mi voluntad y yo, ¿qué puedo hacer?
E.Cioran